lunes, 2 de abril de 2012

02 abril 2012 El Periódico de Catalunya (opinion)

02 abril 2012 (entrevista 13 juny 2007)
Nuria Navarro

La noche del 2 de abril de 1987, Joan Fructuoso caminaba por el cruce de las calles de Biscaia con Josep Estivill. Se dirigía a casa de su hermano, Jesús. Los 8 kilos de goma-2 y los 14 de metralla de ETA estaban destinados a un vehículo de la guardia civil. El coche bomba fue accionado desde el puente de la Meridiana. Los agentes resultaron ilesos. Fructuoso murió. Y su hermano se sintió culpable. Con él iniciamos una serie de entrevistas a víctimas del terrorismo.


Extraña y cruel noche la de aquel 2 de abril.
Yo había trabajado la madrugada anterior. Llegué a casa a las cinco de la tarde y me metí en la cama. Sobre las 10 me despertó la bomba. El que no ha oído una bomba no sabe lo espantoso que es... Mi mujer bajó a la calle. En la tele decían que había habido una víctima mortal. Llamé a mi madre para decirle que todos estábamos bien. Cuando subió mi mujer, supe que era él. Tenía 29 años.

Venía a verle a usted.
Sí. Cenó con un amigo y venía a casa no sé para qué. Aquel fin de semana yo iba a Andorra y supongo que, él, que era aficionado a la fotografía, querría pedirme algo para la cámara. Un objetivo, no sé...

¿Cómo era su hermano?
Era una buena persona. Tenía los pies en el suelo. Estudió Ingeniería Industrial y después trabajó una temporada en la central nuclear de Ascó, pero en el momento del atentado estaba en el paro. Vivía con mis padres en la calle de Marina. Unos días antes me dijo que quería ir a trabajar a Granada... ¡Yo sentí tanta rabia! Aún la tengo dentro. ¿Por qué él? ¿De qué ha servido? Durante mucho tiempo me sentí culpable. Por todo. Me planteé cómo habíamos ido a parar a aquel momento. ¿Conoce eso del efecto mariposa?

Un leve aleteo puede provocar un huracán al otro lado del mundo.
Pues a eso le di yo muchas vueltas... Al entierro vinieron el president Pujol y Pasqual Maragall, que entonces era el alcalde de Barcelona. Maragall nos dijo que le haría un monumento a mi hermano, por ser la primera víctima civil. No se hizo. Pero eso no es lo que realmente duele

¿Qué duele, realmente?
Que nunca reconocieran que aquellos atentados, el de mi hermano y el de Hipercor, fueron una consecuencia de la declaración de Barcelona como ciudad olímpica. También duele que del atentado de mi hermano no se acuerde nadie. Cuando se habla de atentados en Catalunya siempre se habla de Hipercor y del cuartel de la guardia civil de Vic.

¿La desmemoria también afectó a quienes debían ofrecerle ayuda?
Mi mujer y yo fuimos al Gobierno civil y nos dijeron que nos correspondía el sueldo base de mi hermano multiplicado por no sé cuántos meses... Unos cuatro millones de pesetas. Nos dijeron que, si no los cogíamos, se lo quedarían otros. Y pasaron página.

Hasta la llegada de la ley de la solidaridad.
Percibimos una indemnización. Pero lo increíble es que tenías que llevar tú los papeles conforme a tu hermano lo habían matado unos terroristas. Ellos debían de tener una lista, ¿no? Tampoco nadie antes nos dijo quién cometió el asesinato ni cuándo se celebraba el juicio. Me fui enterando yo, como pude.

Fue el comando Barcelona, especialmente sangriento ese año.
Sí. Domingo Troitiño y Rafael Caride Simón. El mismo comando que perpetró el atentado de Hipercor poco después. Creo que este año o el próximo saldrán de prisión. Como fueron juzgados con la ley antigua, la de 1977, cumplen 20 años como mucho. ¡La ley tendría que cambiar! Yo para estos casos pido la cadena perpetua. El que ha matado tiene que estar en la cárcel.

¿Todo esto ha cambiado su percepción política?
Sí. Seguro que es políticamente incorrecto decirlo, pero mi hermano y yo estábamos a favor de la autodeterminación del País Vasco. Luego todo cambió. Los que consideraba como los buenos de la película, resultó que no lo eran. Ni siquiera pidieron perdón.

Imagino que en su vida ya nada fue como antes.
Nada. Me mudé y cambié de trabajo. Era dibujante de estampados y me convertí en escultor. Seguía sintiéndome culpable. Busqué ayuda psicológica y me ha hecho ver que los únicos culpables fueron los que accionaron la bomba, que eran los que estaban allá, sobre el puente de la Meridiana. Vieron a mi hermano y les importó poco. Nunca he vuelto a pasar por allí a pie. No puedo.

Es comprensible
Yo estuve tres o cuatro años recordando esa noche cada día. Luego, el paso del tiempo y conocer a gente que ha pasado por lo mismo que yo en la Asociación Catalana de Víctimas de Organizaciones Terroristas (ACVOT) ayuda. Y durante este periodo en el que no ha habido ningún atentado se ha podido llevar mejor. Pero si empiezan a poner bombas, lo reviviremos todo.

¿El fin de la tregua le ha reconstruido el miedo?
Es una mala noticia. Se ha acabado la poca esperanza que había. Pero tarde o temprano se sentarán a negociar. No veo otra salida. Encarcelando a gente no se acabará nunca. ETA tiene que dejar de matar primero, pero todos tienen que ceder.

Algunas víctimas no lo ven así. ¿Es lógica la discrepancia?
Lo que no es lógico es la confrontación. Cuando gobernaba el PP esto no pasaba. También hubo una tregua, y hubo negociaciones y salieron presos a la calle. Ahora se han ido poniendo palos en las ruedas. Yo me manifesté cuando mataron a Miguel Ángel Blanco y a Ernest Lluch, pero siempre lo hice a favor de las víctimas, no en contra del Gobierno o de una negociación de paz. A una víctima del terrorismo lo que le interesa es que esto se acabe de una vez por todas.

Opinión:
Ante la avalancha de llamadas y correos recibidos durante la mañana de hoy lunes 2 de abril, he podido recuperar la excelente entrevista que Nuria Navarro realizó en la semana del cumplimiento de los 20 años del atentado en Hipercor, con el detalle de dar voz a víctimas de otros atentados ocurridos en Cataluña.
Una de estas entrevistas fue con Jesús Fructuoso.

 

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