domingo, 28 de octubre de 2012

26 octubre 2012 El Pais (PV) (opinion)

26 octubre 2012

Hacia el final de ETA



Nuevos tiempos para las víctimas

La dirección que atiende a los damnificados por la violencia afronta una etapa volcada en la convivencia, sin Maixabel Lasa, sin ETA y con el PNV en el Gobierno




“Ayer estuve con una viuda a cuyo marido asesinó ETA en 1986 y a la que nadie había llamado hasta ahora”. Las palabras corresponden a  Maixabel Lasa Maixabel, viuda del exgobernador civil de Gipuzkoa Juan María Jáuregui, asesinado por la banda en 2000, y directora de Atención a las Víctimas del Terrorismo. Fueron pronunciadas en 2003, cuando habían pasado nada menos que 17 años desde que aquella mujer a la que hacía referencia había visto morir a su esposo.

Las víctimas de ETA y de otras violencias están hoy en día presentes en la agenda política, en las mentes de la ciudadanía e, incluso, en los centros escolares. Su aislamiento institucional se antoja lejano hoy, gracias en buena medida a la labor que ha realizado la Dirección de Atención a las Víctimas del Terrorismo, creada a finales de 2001 por el entonces lehendakari, Juan José Ibarretxe y dirigida en todo este tiempo por Lasa. “El cambio de la dirección se dio no tanto en las víctimas recientes, las de los años 2000-2001, porque la sociedad y las instituciones ya respaldaban a las víctimas, pero sí se ha notado en las de años anteriores”, explica Txema Urkijo, adjunto de la propia dirección.

En los últimos años, la dirección se ha enfocado en avanzar a la convivencia, formando víctimas para que vayan a las aulas y abriéndose a las víctimas policiales.

Más de una década después, y con la prudente distancia que permite el año transcurrido desde que ETA anunciase que no atentará más, la política en torno a las víctimas se enfrenta a una nueva fase, con un Gobierno del PNV otra vez, la izquierda abertzale de nuevo en el Parlamento y la decisión de Lasa de dejar la vida política y, con ello, el cargo que ha ocupado con nacionalistas y socialistas.

A la espera de que se vayan dando los pasos necesarios para formar el Ejecutivo, nada se sabe del futuro de la dirección. De entrada, el PNV apuesta por una “coordinación de las políticas de víctimas, memoria y convivencia”. Cómo se articularía esta cuestión todavía está en el aire. Sin ETA actuando, mantener sus competencias en el Departamento de Interior, donde tradicionalmente han residido, puede resultar anacrónico en una etapa en la que resultará prioritario trabajar a favor de la convivencia y en el mantenimiento de la atención a las víctimas.

“Cabe pensar que haya una reestructuración, porque hoy en día se mantiene la creada hace una década”, reconocen desde la oficina. Son varias las voces que apuntan a la necesidad de integrar las competencias en esta materia bajo un mismo paraguas. Cuál podría ser este espacio no es objeto de consenso. Y quién podría asumir el rol que hasta ahora ha desempeñado Lasa resulta materia de no pocas especulaciones.

Sea como sea, los trabajos del organismo encargado de la política en torno a las víctimas se sentarán sobre unas bases construidas durante una década con no pocas dificultades. Desde el primer momento, en el que Lasa fue contactando con cada una de las víctimas, la dirección se ha enfrentado a complejidades y desencuentros tanto con sus colectivos como en el seno del propio Ejecutivo.

El PNV debe decidir cómo va a articular su política sobre víctimas y memoria

Por ejemplo, Covite, el colectivo de afectados por ETA en Eusakdi, retiró su apoyo a la dirección en 2002 y este mismo año seguía criticando a Urkijo por censurar la manifestación de víctimas contra el plan de reinserción de presos impulsado por el Gobierno central. Y Lasa criticó algunas posturas del lehendakari Ibarretxe en su primera legislatura en torno a unos damnificados que, a su juicio, no estaban contando con la suficiente consideración. También se registraron entonces desencuentros con departamentos dirigidos por EA, como Justicia y Educación.

Pese a todo, la dirección logró impulsar la Ley de Reconocimiento y Reparación de las Víctimas del Terrorismo, de 2008, junto a iniciativas como el primer homenaje institucional dedicado a estas —un año antes—, en el que Ibarretxe pidió perdón público por el silencio de la sociedad vasca ante la violencia etarra.
Ahora, los trabajos se centran en impulsar acciones encaminadas a la memoria y la convivencia, al igual que la ponencia creada en el Parlamento en la pasada legislatura, entre ellas la preparación de víctimas que acuden a las aulas, y en desarrollar la vía abierta para reconocer a los afectados por excesos policiales.

Una cronología

La Dirección de Atención a las Víctimas del Terrorismo fue creada a finales de 2001 y comenzó su andadura en 2002.

Dirigida por Maixabel Lasa, se encargó de contactar con todas las víctimas y ofrecerles su apoyo. En 2003, el Parlamento aprobó una proposición con las medidas a implantar por la dirección.

Entre 2007 y 2009 se organizó un acto institucional de homenaje a las víctimas en cada capital. Desde entonces, se han impulsado homenajes a nivel local y se han dado pasos para crear el mapa de la memoria.

En 2008, se aprobó la Ley de Reconocimiento y Reparación de las Víctimas, con un sistema de asistencia, ayudas y una lista de derechos.


Opinión:

Va siendo hora de decir las cosas claras. El artículo de Ania Elortza es excelente en cuanto a información pero estoy seguro de que ha dejado cosas “en el tintero” y no creo que sea por desconocimiento.

La Oficina de Atención a Víctimas fue creada por el Lehendakari Ibarretxe, es cierto. Y fue una excelente decisión que restó protagonismo a las asociaciones que, se supone, debían velar por la asistencia a las víctimas. A algunos les restó protagonismo, fotografías, dietas, viajes y prebendas y les obligaba a demostrar fehaciente y documentalmente la labor efectuada.  Quizás fuera esa y no otra la razón por la que ciertos representantes de diferentes siglas (todos no, pero algunos sí) decidieron saltar al ruedo de la política en detrimento de la asistencia social a las personas a las que tenían en sus listados, que no es lo mismo que decir a las víctimas reconocidas como tales.

Como que el tiempo pone a cada uno en su sitio, me viene a la memoria aquella vivencia en la que tres víctimas (reconocidas por sentencia) tuvimos una reunión con el entonces Lehendakari Ibarretxe. De aquella reunión salió el acuerdo para que el Gobierno Vasco colaborara con las diferentes asociaciones de víctimas que existían en España. Tiempo después, el presidente de una asociación de carácter “nacional” se dedicó a enviar una circular en la que denunciaba mi reunión (de las otras dos víctimas ni mencionarlas) adjuntando una fotografía de un servidor junto al Lehendakari insinuando que yo me dejaba dominar por el Ibarretxe. Lo que no decía el impresentable que envió la carta es que no tuvo reparo alguno en aceptar a subvención de 50.000 euros que el Gobierno Vasco le otorgó gracias al trabajo de aquellas tres víctimas.

Esta es solo una muestra de los muchos problemas a los que se ha enfrentado Maixabel y su equipo. Problemas creados desde el mismo mundillo por el que ellos han intentado trabajar lo mejor que han podido. Lo dije en su momento y ahora lo reitero: tanto la labor de Gregorio Peces-Barba como la de Maixabel Lasa y sus correspondientes equipos han sido muy importantes y muchas víctimas lo hemos reconocido así. Muchas.

De la relación entre el Gobierno de la Generalitat de Catalunya y las víctimas ya hablaré otro día, a no mucho tardar.



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