viernes, 13 de diciembre de 2013

12 diciembre 2013 El Mundo del Siglo XXI (opinion)

12 diciembre 2013


A Miguel Folguera se le acusa de poseer armamento y munición para lucrarse
El fiscal pide tres años y medio de cárcel para un consejero de la AVT
Está implicado en una red de tráfico de armas descubierta tras los atentados del 11-M 



El Ministerio Público pide tres años y medio de prisión para Miguel Folguera, consejero de la Asociación de Víctimas del Terrorismo, por su presunta implicación en una red de tráfico de armas desmantelada por la Guardia Civil tras los atentados del 11-M.

El fiscal entiende que este representante de la AVT, que además preside la Plataforma de Apoyo a las Víctimas del Terrorismo, cometió un delito de depósito de armas de fuego reglamentadas y munición. El juicio por este procedimiento, en que hay otros siete implicados -varios de ellos, como Folguera, guardias civiles-, arrancó el pasado martes en la Audiencia Provincial de Madrid con las cuestiones previas.

Los acusados han pedido la nulidad de las intervenciones telefónicas realizadas por la Guardia Civil en las que se basan las pesquisas.
Folguera se presenta como asesor personal de la presidenta de la AVT, Ángeles Pedraza. En la web de la AVT figura como «consejero».

'Obtención de un ilícito lucro'

La Guardia Civil le situó, y así lo incluye en el escrito el fiscal, en una trama descubierta por la Unidad de Asuntos Internos de la Guardia Civil que almacenaba armas y municiones para la «obtención de un ilícito lucro». Esta unidad intervino por orden judicial el teléfono de Folguera en octubre de 2004.

El juez detectó conversaciones de este acusado con otros de los implicados, «con un lenguaje convenido», en el que solicitaban a Folguera «munición para una tercera persona interesada en su adquisición». En diciembre de ese año, el juez autorizó el registro del a vivienda del consejero de la AVT en Valdemoro.

Y allí, la Guardia Civil se incautó de más de un millar de cartuchos de «diversas marcas y calibres», además de 26 cartuchos de «munición de armas prohibidas y de cartuchos de munición especial». Además, «un rifle de avancarga del que no tenía guía de pertenencia, dos piezas fundamentales de armas reglamentadas» y más de una treintena de piezas de armas, la gran mayoría de pistolas, según detalla el escrito del fiscal que, el pasado martes, ratificó durante la primera jornada del juicio.

Folguera estaba destinado en el Servicio de Armamento de la Guardia Civil y consiguió una baja psicológica a finales de 2004, cuando Asuntos Internos ya estaba detrás de él y había intervenido su teléfono. Como ya adelantó EL MUNDO, las investigaciones comenzaron cuando el confidente del 11-M Rafa Zouhier denunció ante la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil (UCO) que un agente del destacamento de Valdemoro (Madrid) había vendido armas a traficantes de droga marroquíes y búlgaros relacionados con la seguridad de discotecas.

Presunto miembro de la red

Un documento de Asuntos Internos de la Guardia Civil aportado al sumario que abrió el Juzgado de Instrucción número 1 de Fuenlabrada en 2004, donde aparece señalado Folguera como presunto miembro de esta red, confirma que esa investigación interna del cuerpo policial se produjo a finales de 2003, coincidiendo en la fecha con la confidencia de Zouhier.

Esa primera investigación de Asuntos Internos se archivó, temporalmente, porque no pudieron demostrar la implicación de Folguera en la trama. El caso se reabrió el 27 de septiembre de 2004, después de que un mes antes Zouhier declarara ante el juez Del Olmo que un guardia civil de Valdemoro tenía negocios de armas con gente relacionada con los terroristas del 11-M.

El 6 de septiembre de 2004, EL MUNDO publicó las manifestaciones del confidente de la UCO al instructor del 11-M: «Zouhier declara que un guardia civil vendió armas a un socio de El Chino». El 27 de septiembre, Asuntos Internos retomó la investigación contra la trama de Valdemoro que ya había investigado en diciembre de 2003. Curiosamente, esa nueva investigación se produjo a raíz de una denuncia anónima, como consta en la instrucción sumarial. Aquella carta apuntaba datos precisos, fechas, localizaciones y nombres sobre los presuntos implicados en una trama de venta de armas.

Opinión:

Cada día van apareciendo noticias que pueden minar la imagen que la población guarda sobre el colectivo de victimas del terrorismo. Desde presidentes y sus respectivos consortes presidiendo cada uno sus propias asociaciones, pasando por los que mezclan en sus listados victimas con parientes (o amiguetes) lejanos, siguiendo con los que presiden asociaciones sin haber pisado en su puñetera vida un hospital o un cementerio y acabando con aquell@s que empiezan a presentar secuelas veinte años después de "su" atentado, lo cierto es que la credibilidad se va perdiendo por momentos.

Pero lo último que podía esperarse era que una asociación de victimas la presidiera alguien que no es victima y para quien piden pena de cárcel por tráfico de armas.

¿Que será lo próximo? 
Y mientras tanto, la infinita mayoría de victimas afectadas por la no retroactividad de la doctrina Parot esperando desde 2006 que alguno de sus representantes hubiera tenido la feliz iniciativa de organizar reuniones para informarles de los pros y los contras de las consecuencias que la decisión del Tribunal de DDHH  de Estrasburgo podían acarrear... 
Por ello no es extraño que algunas víctimas me llamaban hoy jueves para decirme qué debían hacer ante tales representantes…. Sinceramente, después de 26 años dedicado a dar la cara (para que algún ignorante descerebrado quisiera partírmela), he llegado a la conclusión de que cada uno es mayorcito para tomar sus decisiones y quien quiere estar en una asociación es porque quiere, porque le interesa y quiere entender y defender su propia dignidad como mejor le parece…




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