miércoles, 12 de marzo de 2014

12 marzo 2014 (8) El Mundo del Siglo XXI (opinion)

12 marzo 2014




La ausencia de Aznar y Zapatero, fallo imperdonable en un funeral unitario





EL FUNERAL celebrado ayer en memoria de las víctimas de la matanza del 11-M tuvo el signo positivo y esperanzador de contar con la presencia unitaria de las representantes de todas las asociaciones de víctimas, cosa harto inhabitual porque durante todos estos años estas organizaciones han vivido de espaldas una de otras, cuando no directamente enfrentadas. Era triste, pero al mismo tiempo reconfortante, ver a Ángeles Pedraza junto a Pilar Manjón y a Ángeles Domínguez compartir el espacio de dolor y de recuerdo en que se convirtió ayer por unas horas la catedral madrileña de La Almudena.
Sin embargo, en el acto presidido por los Reyes, y al que asistieron el presidente y la vicepresidenta del Gobierno, los portavoces de los principales partidos de la oposición y representantesde todas las instituciones del Estado, estaban ausentes nada menos que los ex presidentes José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero. Y es que nadie les invitó. Y eso es lo inaudito. Zapatero estaba en Madrid y Aznar en Guatemala porque no tuvo constancia alguna de que su presencia era requerida en este acto que se ha calificado de «unitario» por la presencia de las presidentas de las asociaciones de víctimas, pero por ningún motivo más.
Pero que no estuviera presente, porque no fue convocado a ello, el hombre que estaba al frente del Gobierno de España aquel malhadado día de marzo del año 2004, el hombre que tuvo que gestionar la tragedia y a quien muchos en España culparon en su momento de aquella matanza; el hombre que asumió la responsabilidad de mantener la convocatoria electoral, en definitiva una de las personas que pusieron el rostro político a la tragedia, es imperdonable. Del mismo modo que lo es el hecho de que tampoco estuviera presente, y por las mismas razones, quien entonces era el líder del principal partido de oposición y que el 14 de marzo, una vez celebradas las elecciones generales más trágicas de la democracia, se convirtió en presidente del Gobierno. Él es el otro rostro político de aquellos días desgarradores y políticamente tan convulsos.
El error de no invitarles ha sido monumental y da una idea de lo poco sólido que es este país. El fallo puede atribuirse a la Fundación Víctimas del Terrorismo, convocante del acto. Pero tampoco se puede exigir a una organización como ésa que tenga presente el carácter simbólico de ciertas presencias. La Presidencia del Gobierno debía, a su vez, haber estado al tanto y haber aconsejado a los organizadores la invitación a los dos personajes políticos que encarnan en la memoria colectiva aquellos días de espanto. Y por último, los partidos a los que Aznar y Zapatero pertenecen no debían de ninguna manera haber dejado caer en el olvido a quienes en otro tiempo fueron sus líderes venerados y que lideraron a sus respectivos militantes en las horas más tensas y dolorosas para el país. Nunca se hubiera producido un fallo tan imperdonable en la conmemoración del atentado terrorista contra las Torres Gemelas en Estados Unidos. Nos queda un largo aprendizaje para conseguir ponernos a la altura de los países serios de nuestro ámbito



Opinión:

Lo ocurrido con los dos expresidentes del Gobierno me recuerda a lo mismo que ocurre en algunas asociaciones de víctimas: no invitar a quien pueda presentar objeciones o preguntas o, aún peor, no invitar a quien pueda restar el protagonismo a los supuestos lideres o representantes.
Siempre ocurre lo mismo. Los organizadores prefieren no avisar a quienes puedan restarles protagonismo... y no olvidemos que el acto lo coordinaba la Fundación de Víctimas del Terrorismo, supuestamente la máxima representante de la “unidad” de “las” víctimas. ¿De verdad ha sido un error? ¿De verdad había que arriesgarse a que alguna víctima recriminara la presencia de alguno de los dos, especialmente del que entonces gobernaba? Lo digo porque he hablado con víctimas que, respetando a los que fueron,  no aceptaron la invitación para ir ellos mismos. Y me consta que algunos de los presentes acudieron por “la unidad” de “las” víctimas del 11M, aunque luego saben que les metieron un gol por toda la escuadra e incluso algunos pensaron en abandonar la Catedral de la Almudena.
No lo hicieron, por respeto. Por el mismo respeto que piden para ellos pero no reciben.

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