jueves, 12 de febrero de 2015

12 febrero 2015 (11.02.15) Agencia EFE

12 febrero 2015


El merecido homenaje de Paco Niebla a nuestro compañero Goyo Martínez Miguelez 

Goyo: un gran periodista que se dejó el corazón en su profesión

Paco Niebla



El corazón de Goyo Martínez Miguélez (La Bañeza, 1967) ha dejado de latir hoy, con solo 47 años, quizá agotado por tanta intensidad que puso a su oficio de periodista, profesión que ejerció durante más de 13 años en la Agencia Efe.

Goyo fue un periodista "de raza", de los que no sucumben al desaliento, que ejerció un periodismo incisivo al que dedicó, desde su adolescencia, ánimo, entusiasmo, empeño, tenacidad, coraje y muchas horas de trabajo.

En la redacción de Efe en Barcelona, donde entró a trabajar en 1989, aún resuenan sus dedos golpeando con fuerza el teclado a una velocidad insólita para ser el primero en dar una de sus muchas primicias judiciales o de sucesos, que había arrancado con sus dotes de persuasión e insistencia.

Pese a haber nacido en La Bañeza (León), Goyo llegó a Mollet del Vallès (Barcelona) aún en brazos de su madre, Trini, a quien la vida se ha empeñado en maltratar -primero con la pérdida prematura hace pocos años de su marido y ahora con la su hijo mayor-.
Goyo dio sus primeros pasos en el oficio de la comunicación en la emisora municipal Radio Mollet del Vallès, primero como técnico y luego como el reportero más atrevido e incansable, el que más horas dedicaba y el que más corazón ponía en su labor. Apenas tenía 16 años. Llevaba ya el periodismo en la sangre.

Allí conoció a Cristina, una encantadora locutora de programas infantiles, con la que se casó años más tarde y que es la madre de sus dos hijas, Laia y Ruth, que hoy aprenden lo injusta que es la vida.

Cuando Goyo se licenció en Ciencias de la Información en la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), donde destacó por su carácter emprendedor, ya había librado mil batallas periodísticas, había publicado cientos de noticias como corresponsal del Vallès en los principales diarios catalanes y había ganado un premio Rosalia Rovira al mejor programa radiofónico de las emisoras municipales.

De Radio Mollet dio el salto a la Agencia Efe en Barcelona, donde empezó a colaborar en el servicio de noticias en catalán cubriendo los juicios que se celebraban en la Audiencia de Barcelona que tenían interés para la prensa comarcal. Allí, entre togas, jueces y sentencias, encontró su pasión periodística: los sucesos y la información de tribunales.

Pronto se convirtió en uno de los mejores informadores judiciales que ha tenido la ciudad de Barcelona en los últimos tiempos, y en las hemerotecas pueden encontrarse sus informaciones, muchas primicias y exclusivas, algunas sobre casos de corrupción que ya entonces eran noticia.

Entre 1990 y hasta 2003, Goyo Martínez -no le gustaba que le llamasen Gregorio- cubrió la información de tribunales y sucesos de Efe en Cataluña, donde no había abogado, juez, procurador o secretario judicial que se le resistiese.

Cubrió, también con el corazón, casos de fraude o corrupción en los que estuvieron involucrados desde el financiero Javier de la Rosa al exjuez Lluís Pascual Estevill.

Sacó a relucir datos casi inconfesables de la instrucción de casos como el Planasdemunt, Bankpyme, Macosa, la trama de corrupción detectada en la Delegación de Hacienda de Barcelona o casos de financiación irregular de partidos, como el caso Pallerols.

Dedicó cuerpo y alma a cubrir el secuestro de la farmacéutica de Olot Maria Angels Feliu. Aún recuerdo el día en que salió corriendo de su casa para llegar el primero a la estación de servicio "El Xops" de Lliçà, donde acababan de liberar a la farmacéutica, que muchos pensaban que estaba muerta tras 492 días de cautiverio.

También aceleró su corazón al cubrir atentados de ETA o sonados asesinatos que conmocionaron a la capital catalana, como los del crimen de la Villa Olímpica, los del asesino del Putxet o los de la "viuda negra" de L'Hospitalet.

Pese a su juventud, su dilatada experiencia en el campo de los tribunales -incluso prestigiosos abogados le llegaron a comentar su opinión sobre estrategias procesales-, Goyo fue llamado a servir como jefe de comunicación de la conselleria de Justicia de la Generalitat en 2003, con la consiguiente pérdida profesional y personal para Efe.

Su indómito carácter y ese periodista de raza que llevaba dentro le impidieron ejercer mucho tiempo como jefe de comunicación, y puso entonces su experiencia al servicio de la Dirección General de Servicios Penitenciarios de la Generalitat, donde hasta hoy ha sido Coordinador de Apoyo Institucional.

A Goyo le gustaba escribir. Mucho. Tanto que, cuando las noticias le dejaron un poco de tiempo, se dedicó a la literatura.

Escribió "El Espía de Madrid", un thriller ambientado en la Barcelona de la preguerra civil, y "Pido la palabra. Víctimas del terrorismo: una crónica íntima", en el que dio voz a las víctimas del terrorismo.
Además, sus amigos podían leerle cada día en Faceebook, donde antes de dormir, escribía cuentos breves.

Anoche escribió: "Buenas noches, mundo. El Viejo de la Imprenta me rogó que le acompañara. ¿Adónde?, le pregunté. Insistí. No hubo respuesta. Como si fuera el secreto mejor guardado, el suyo. Le seguí. De todos modos, le hubiera seguido, con los ojos cerrados. Me condujo a la taberna del pueblo, la única, donde la madera del suelo crujía como palabras entrecortadas, empolvadas que flotaban en el aire, palabras que hicieron más fácil el camino...".

El cuento sigue y acaba con un ¡"Feliz noche, mundo!".

Esta mañana, cuando ha salido a pasear a su perro, su corazón ha dicho 'basta' y ha caído fulminado por el peso de tanta pasión que puso en su oficio.

Hasta siempre amigo.






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