viernes, 17 de abril de 2015

16 abril 2015 El Periódico de Catalunya (opinión)

16 abril 2015


Iceta y el disparate
Joan Tapia








En Catalunya pasan cosas sorprendentes. Se dijo, tras el brutal atentado de París del ya lejano enero, que Barcelona podía ser víctima de una desgracia similar. En Semana Santa se elevó el nivel de riesgo y la alarma ante la posibilidad de una acción terrorista. Y hace pocos días los Mossos, en una operación dirigida por la Audiencia Nacional, detuvieron a un comando islamista (en el que estaban integrados algunos catalanes de origen) que planeaba un secuestro con el objetivo de degollar después a la víctima. El 'conseller' de Interior, Ramon Espadaler, dio cuenta, con contención pero también con datos preocupantes, de esta brillante operación policial.
Pues bien, desde el atentado de París no se ha reunido la Junta de Seguridad de Catalunya, organismo que preside y convoca el presidente de la Generalitat y que tiene como misión la coordinación de las diferentes policías para garantizar la seguridad ciudadana. Pero lo peor es que dicha junta no se ha reunido ni una sola vez, no ya desde el atentado de París, sino desde el muy remoto 2009. Es decir, nunca desde que Artur Mas ganó las elecciones catalanas a finales del 2010 y Rajoy las generales del 2011. Parece increíble, pero es verdad.
Mientras tanto, el 'president' Mas habla con profusión de la imperiosa necesidad de crear «estructuras de Estado» para el hipotético caso de que, 18 meses después del 27-S, Catalunya se independizara. Y el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz -a quien Jordi Pujol quería que José María Aznar hiciera ministro en 1996- ha venido a acusar a CDC de buscar el apoyo de mulsumanes integristas para favorecer la independencia. No nos encontramos, pues, ante un despropósito, sino ante un auténtico disparate por el que habría que pedir responsabilidad a Mariano Rajoy, Artur Mas y Jorge Fernandez Díaz.
Pero no es así. Ayer, el Parlament celebró la nueva comarca del Moianès --asunto importante, pero irrelevante respecto a la alarma provocada por el descubrimiento de un grupo islamista dispuesto a actuar en Barcelona-- y solo el líder del PSC, Miquel Iceta, mostró preocupación por la inoperatividad de la Junta de Seguridad. Es cierto que el 'conseller' Espadaler explica que la cooperación policial funciona «bastante bien», pero, visto que algunas veces esa colaboración deja mucho que desear entre cuerpos que dependen del mismo gobierno, como la Guardia Civil y la Policía Nacional, es evidente que no reunir la junta durante casi seis años demuestra un grado de estulticia bastante avanzado en nuestros gobernantes.
Por suerte, ayer, el 'president' Mas se comprometió a intentar reunir a la Junta de Seguridad, aunque puso la condición de que no sirviera solo para una foto (como si las fotos no tuvieran ya un valor en sí y el 'president' no recurriera a ellas con profusión), sino para reconocer un nuevo estatus internacional a los Mossos. O sea: solo convoco un órgano relevante para la seguridad ciudadana si tengo la garantía previa de salirme con la mía. Deplorable.
Aunque sería injusto responsabilizar solo al presidente catalán. No ha habido ni una sola filtración, o indicio remoto, de que el Gobierno central quisiera reunir la junta y la Generalitat se negara. Y en un asunto de tanta trascendencia está claro que basta la voluntad de uno porque el otro no puede oponerse. La única conclusión posible acaba siendo que, muy temerariamente, los dos gobiernos se creen infalibles y autosuficientes, y que tanto Mas como Rajoy anteponen sus objetivos políticos --la independencia de Catalunya o la unidad de la "nación más antigua del mundo"-- a reunir un órgano vital para la eficiencia contra el terrorismo y lo que preocupa "a los seres humanos normales". Un solemne disparate.

Opinión:

Excelente artículo de Joan Tapia en el que se refiere a la falta de entendimiento entre personas y administraciones. Es infame que estando en un momento crucial, los personalismos y el querer medallas (propias o ajenas, merecidas o robadas) sean la práctica casi habitual en el mundo de la política y, lo que es peor, la seguridad ciudadana.
Existen personajes que por planteamientos puramente personales mezclan ideologías con delitos e intentan manipular la realidad. Y siempre se acaba hablando de las cuestiones partidistas.
Pues bien, me gustaría recordar que esas discusiones infantiles y de egos personales traen como consecuencia el abandono de los derechos de las víctimas a las que dicen apreciar y defender. A muchos les es indiferente que el pueblo anónimo se quede sin soluciones y sin asistencia.
Como muestra, el cierre del Servei de Informació i Orientació a Víctimes del Terrorisme (SIOVT) que ciertos funcionarios decidieron a finales de 2010. Mas de cuatro años sin tener un lugar donde acudir en el que la administración ofrezca el paraguas asistencial. Y no me vale lo de la Oficina de Atención al Delito. No es lo mismo. ¿Cuántas víctimas del terrorismo han acudido?

El lunes habrán más pruebas sobre el tema. Y mientas tanto, hay representantes políticos que no se ponen de acuerdo en velar por nuestra seguridad.

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