jueves, 14 de mayo de 2015

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14 mayo 2015 (11.05.15)



“ETA era un grupo en el que todos éramos ovejas que seguíamos al pastor (…) Una secta de la que si te salías, te demonizaban”





El etarra arrepentido Rekarte, protagonista del último programa de 'Salvados': "La violencia de estos años no ha servido de nada; solo para dejar a dos o tres generaciones llenas de mierda"

Jordi Évole se despidió de la temporada con una impactante entrevista a Iñaki Rekarte, el etarra arrepentido que con 20 años fue condenado a 203 años por matar a tres personas y herir a otras veinte en un atentado con coche bomba en Santander. Rekarte fue expulsado del colectivo de presos vascos por traidor y acaba de publicar un libro, ‘Lo difícil es perdonarse a sí mismo’, en el que cuenta su historia.

Anoche habló a calzón quitado sobre su paso por la banda terrorista. Se describe a sí mismo y a los miembros de su comando como un grupo de niñatos que no tenían ni idea. Ya en la cárcel se empezó a “empapar” de la historia de Euskadi. Al respecto, comenta: “Manda cojones, que matas en nombre de un pueblo y no sabes ni su historia”.

En la entrevista critica duramente la influencia que ejercía la banda terrorista sobre jóvenes inexpertos: “ETA era un grupo en el que todos éramos ovejas que seguíamos al pastor, aunque entonces no lo supiéramos. Éramos una secta de la que si te salias, te demonizaban y hasta amenazaban”.

Cuando Évole le pregunta dónde encuentra consuelo para justificar sus actos responde sin dudarlo: “Te llenas de odio. El odio es un alimento muy fuerte, mientras tú por dentro estás podrido. Vives una vida irreal”.

Carga contra los jefes de ETA

Rekarte carga con dureza contra los jefes de la banda y su empeño en organizarles la vida incluso cuando ya estaban presos: “Estás ya hasta los huevos de estar en la cárcel, bastante tienes allí, para que te venga una huelga de hambre de quince días sin comer por la autodeterminación, que no vale para nada, sino para joderte tú y que estés quince días sin comer. Pensabas ‘hay cena para los presos y yo aquí en huelga de hambre’. ¡Qué facil se organizan las cosas cuando tú no vas a formar parte!”.

No es el único reproche: “Siempre me ha chocado esa gente que se atreve a decir ‘ETA, mátalos’. Mátalo tú, y luego después de treinta años en la cárcel vienes y me lo cuentas. Y la huelga de hambre igual. Han estado haciendo toda la vida eso, viviendo en torno a lo idílico de esta lucha y jamás han puesto en riesgo su vida para nada, pero sí la de los demás. Ha sido la fanfarria que ha tenido ETA a su alrededor”.

Sobre sus víctimas

Rekarte es uno de los pocos etarras que ha pedido perdón a sus víctimas. “Si los familiares de las personas que he matado me estuviesen viendo les diría que siento haberles hecho eso. Me gustaría hablar con ellos, y lo intenté, pero… ¿qué cojones les va a ayudar a los padres hablar conmigo?”, comentó emocionado.
El etarra arrepentido impacta especialmente cuando habla de sus objetivos, personas a las que no ha puesto nombre hasta no verse entre rejas, no sólo él sino el resto de presos. “Estoy seguro que preguntamos ahora a diez que hayan estado en ETA, que hayan matado y les dices que te digan cómo se llamaban los que mataron, y no lo sabe ni uno”, asevera.

Una lucha inútil

Para él , ETA ya es el pasado. De hecho, confiesa que la independencia de Euskadi le da igual. “La violencia de estos años no ha servido de nada; solo para dejar a dos o tres generaciones llenas de mierda”, asegura.

Casado con una gaditana y con un hijo de Cádiz Rekarte ha rehecho su vida casándose con Mónica, una trabajadora social gaditana a la que conoció en la cárcel. Ambos tienen un hijo, que marcó un “punto de inflexión” en su vida. “En la cárcel me llené de odio hacia todo, era una forma de protección ante la realidad. Pero cuando mataron como a un perro a Miguel Ángel Blanco y tuve mi hijo, vi que tenía que marcharme de ETA, costase lo que costase”, aseguró.


Nunca pensó que fueran a consumar la amenaza sobre Miguel Ángel Blanco. “Yo no quería que lo mataran, yo pensaba que no lo matarían. A mí eso me sonaba a la pataleta, como decir ‘cojo al primero que pillo, pido un imposible y encima le doy dos tiros’. Cualquier persona inteligente, que igual es mucho decir, no lo hubiera hecho porque para ellos es contraproducente al final. A partir de ahí a mucha gente se le revolvió el estomago”. Pero el cambio definitivo fue cuando nació su hijo: “El momento que hago click y digo ‘a tomar por culo’ es cuando nace mi hijo. Te empiezas a preguntar qué pensara tu hijo de ti. No es fácil salir de esa lógica en la que estás metido. Es como si tuviera que salir de una secta”.

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