miércoles, 6 de abril de 2016

05 abril 2016 La Razón (opinión)

05 abril 2016



Exclusiva La Razón La amenaza yihadista

Setmarian, un español al frente del aparato militar de Estado Islámico
Abu Musad ha abandonado las filas de Al Qaeda, convencido de que la estrategia criminal de Daesh es la adecuada para lograr un gran «Califato Mundial».


Mustafá Setmarian, alias «Abu Musad Al Suri», es el jefe «militar» de Daesh, el Estado Islámico, según informaciones que obran en poder de expertos antiterroristas europeos, que confirman el paso definitivo de este individuo, que tiene las nacionalidades siria y española, a las filas de la banda yihadista que manda Abu Bakr al Baghdadi y el consiguiente abandono de Al Qaeda,  al frente de la cual se encuentra el egipcio Ayman Al Zawahiri.

Setmarian, que permanece escondido en Siria, sustituye a Abdelmahid Abbaoud, muerto en un enfrentamiento coj fuezas especiales de la Policía francesa en el barrio de Sait Denis de París.  

La noticia no ha sorprendido a dichos expertos. Desde que fue liberado, en 2012, de la cárcel de Alepo (su ciudad natal), en Siria, el paradero de este «maestro» e instructor de terroristas ha sido un misterio. Si hay alguien que conoce bien la clandestinidad, porque la ha practicado y porque la ha enseñado, es Setmarian; es una pieza que a todos los servicios de información internacionales les gustaría cobrar. Las noticias que se han difundido en los últimos años sobre su muerte carecen de fundamento y, posiblemente, hayan sido puestas en circulación por él mismo o por su entorno. Hasta que se le ha logrado «centrar» en el Estado Islámico, a través de determinados indicios, las dudas sobre su pertenencia al reino de los vivos o de los muertos era su mejor cobertura.
Este individuo, como le ocurre a todos los «ideólogos» de las bandas terroristas, tiene una influencia directa sobre el funcionamiento «militar» de la organización criminal.
Se le atribuye la queja de no haber sido consultado sobre los atentados del 11-S en Estados Unidos: ya que «yo habría recomendado que se eligiesen aeronaves realizando vuelos internacionales y haber introducido armas de destrucción masiva era, y todavía es, algo difícil y complicado, pero es una posibilidad que podrá realizarse».
Es decir, que los casi 3.000 muertos causados por aquellas acciones criminales perpetradas por Al Qaeda, a la que pertenecía entonces, se le quedaron cortos. Sus ansias por asesinar «infieles» están acreditadas.

De Alqaeda a EI

Hasta hace poco se le suponía al lado de Ayman Al Zawahiri, como uno de sus más estrechos colaboradores, pero su paso a las filas del Daesh, como han hecho muchísimos militantes de Al Qaeda, era hasta cierto punto previsible. La estrategia que sigue esta banda terrorista, sobre todo en lo que se refiere a los ataques indiscriminados contra Estados Unidos y los países que forman la coalición internacional, forman parte de los libros y manuales que ha escrito para formar combatientes. Al Qaeda se ha quedado en los ataques contra objetivos emblemáticos mientras que el Estado Islámico ha optado por los denominados «blandos», en los que prima acabar con el mayor número de vidas de «infieles cruzados».
Además, en dichos libros y manuales para formar a los muyahidines (combatientes) hablaba, entre otras cosas, de la necesidad de que el movimiento yihadista se transformara «en un fenómeno estratégico y sus armas de disuasión llegaran a los hogares de los infieles y sus aliados de todas las nacionalidades y en todo lugar». «La nación islámica debe empezar a moverse con todos sus segmentos», subrayaba. Esto está ocurriendo en la actualidad.

De hecho, en uno de esos manuales recomendaba que la yihad sirviera para «infligir el mayor número de pérdidas humanas y materiales como sea posible a los intereses de los infieles, y para que interioricen que la yihad se ha transformado en un fenómeno del levantamiento popular en contra de ellos (...) a lo largo del mundo islámico, además de lugares poblados con los musulmanes».

En fin, cuenta con la experiencia suficiente para hacerse cargo del «aparato militar» de Daesh, sobre todo en lo que se refiere a ataques terroristas en todo el mundo.

Los expertos no dudan que Setmarian va a ser un temible dinamizador de cientos de combatientes del Daesh, ya que su fama le precede y hay muchos que han leído sus panfletos. Hace años ya se le atribuía por dichos expertos la posibilidad de que un día pudiera desempeñar un papel de cabecilla en una banda yihadista. Se mantiene en la sombra, en la clandestinidad, lo que no resta para nada su peligrosidad.

Los nuevos cabecillas de «acción exterior»

Tras la muerte de Abdelhamid Abbaoud, que se había trasladado a Francia con su particular «batallón de la muerte», integrado por casi un centenar de individuos, los nuevos responsables de «acción exterior» para Europa son el belga de origen marroquí Mohamed Abrini, nacido en 1984, y Naim Al Hamed, de nacionalidad siria, nacido en 1988. El caso de Abaaoud, uno de los altos cabecillas de Daesh, trasladado a Francia y expuesto a lo que al final le ocurrió, demuestra la importancia que Bagdhadi y los suyos dan a los atentados cometidos en Occidente, en especial en Europa.

Abrini y Hamed, según las citadas fuentes, son dos sujetos muy peligrosos, ya que forman parte del citado «batallón de la muerte» que Abaaoud entrenó en Siria y eran directos colaboradores de este individuo.

Por lo que respecta a Mohamed Abrini, se le imputa su participación en los atentados de París a las órdenes de Abaaoud. Dos días antes de la masacre, el 11 de noviembre, fue captado en compañía del ya capturado Salah Abdeslam en una gasolinera de Ressons, en la autovía en dirección da París, a bordo de un Renault Clio que fue utilizado en las acciones criminales. Abdeslam no se suicidó por pura cobardía, pero el Estado Islámico quería preservar para el futuro a Abrini, al igual que a Abaaoud.

Según los expertos consultados por este periódico, era uno de los lugartenientes del fallecido.

El sirio Naim al Hamed, de 28 años, está considerado como uno de los personajes clave de la trama yihadista vinculada a los atentados de París y de Bruselas. La policía belga logró identificarlo y difundió una orden europea de búsqueda y captura (OEDE).
La ficha de este individuo, que está en poder de todas las policías europeas, incluye la foto que aparece en su pasaporte. Tampoco se le requirió desde el Estado Islámico el suicidio, por las mismas razones que el anterior.
Hamed entró en Europa en septiembre de 2015 por la isla griega de Leros, camuflado entre decenas de refugiados.

Desde allí, viajó a la ciudad alemana de Ulm, donde fue recogido por un miembro de la red yihadista de Bruselas. Las autoridades belgas encontraron su ADN en un apartamento de la rue Max Roos, en el distrito de Schaerbeek.

De la venta ambulante a la cima del terrorismo yihadista

«Abu Musab», que tuvo un puesto en El Rastro, fraguó la primera célula de Al Qaeda en España. Llegó en 1987, tras tres años en Francia, huyendo del régimen del padre de Asad

¿Cómo un vendedor callejero puede convertirse en uno de los máximos dirigentes del terrorismo yihadista? Mustafá Setmarian (Alepo, Siria, 1958), de nacionalidad española, tiene la respuesta, pero por ahora no parece muy dispuesto a compartirla con nadie. En paradero desconocido desde hace más de una década –se le llegó incluso a dar por muerto–, el lugarteniente de Bin Laden, el artífice de la primera célula de Al Qaeda en España, el ideólogo de la generación de los «lobos solitarios» tiene una biografía plagada de enigmas y un rastro que se desvanece en territorios marcados por la guerra y en campos de entrenamiento terrorista.

«Abu Musab al Suri», su nombre de combate, tiene DNI español, está casado con una española y tiene cuatro hijos, todos de nacionalidad española. Vivió seis años en nuestro país, en dos etapas, en Madrid y Granada, pero en 1995 inició en Reino Unido un periplo que, veinte años más tarde, le ha llevado a la cúpula del terrorismo yihadista a nivel mundial, codeándose con los líderes talibanes afganos primero, con la Shura de Al Qaeda después y, finalmente, le habría permitido auparse a la cúspide del autoproclamado Estado Islámico (Daesh).

«El pelirrojo», como le apodan las Fuerzas de Seguridad, llegó a nuestro país en 1987, tras tres años en Francia, huyendo del régimen de Hafed Al Asad, padre del actual presidente sirio, decidido a acabar a toda costa con el movimiento fundamentalista de los Hermanos Musulmanes. En Madrid vivió en la calle León Felipe de Vallecas y tuvo un puesto en El Rastro y en la Escuela de Idiomas de la capital conoció a la que sería su esposa, Helena Moreno, una joven de familia de izquierdas que estudiaba Filología inglesa y que acabaría convirtiéndose al islam al casarse con Setmarian. Con los años, su familia le perdió la pista en sus idas y venidas a la sombra del emergente dirigente islamista.

En 1988, «Abu Musab» se trasladó a Peshawar (Paquistán), donde conoció a Bin Laden y pasó a engrosar las filas de Al Qaeda. De regreso a España, tres años después, puso en marcha una red de captación de yihadistas, el embrión de la primera célula de Al Qaeda en nuestro país, la célula de «Abu Dahdah». En septiembre de 2003, cuando el juez Baltasar Garzón acordó su procesamiento e ingreso en prisión en rebeldía ya era demasiado tarde. Setmarian estaba en paradero desconocido. En esos años, junto a «Abu Dahdah», se dedicó «a captar jóvenes musulmanes que se encontraban viviendo en España y a enviarlos a campos de entrenamiento situados en Bosnia», según consta en la sentencia que condenó a los integrantes de la primera célula islamista española. Uno de ellos, Abdullah Khayata Kattan, le definió como «un gran luchador, rápido y fuerte». A principios de los años 90 vivió en el municipio granadido de Alfacar, donde montó una tienda de ropa. De esa época es el carnet de comerciante ambulante que le expidió la Junta de Andalucía para vender «artesanía» y «complementos de moda» (en la imagen). Caducaba el 27 de mayo de 1996. En esa fecha, Setmarian y su familia ya no estaban en España, sino en Londres, donde dirigió la revista «Al Ansar», el altavoz mediático del Grupo Islámico Armado (GIA), la organización terrorista argelina a las órdenes del clérigo Abu Qutada, «mano derecha» de Ben Laden en Europa. En 1998, se trasladó a Afganistán, poniéndose al frente de un campo de entrenamiento de muyahidines, «donde se les adiestraba en el manejo de armas y explosivos para utilizarlos después cuando Al Qaeda decidiera perpetrar ataques indiscriminados», reza la aludida sentencia de la «operación Dátil». «Abu Musab» se beneficiaba en territorio afgano de su «posición preponderante» respecto a los líderes del régimen talibán. Su estancia en territorio afgano le sirvió para integrarse en la Shura (Consejo Consultivo) de Al Qaeda y auparse a la cúpula de la organización terrorista liderada por Ben Laden, de quien, sin embargo, terminaría distanciándose.

A finales de 2004, unos meses después de los atentados de Madrid, Setmarian difunde «Llamada a la Resistencia Islámica Global», 1.600 páginas en las que marca las pautas del futuro del terrorismo islamista, enterrando las estructuras piramidales y apostando por la «yihad individual». En esa obra ensalza el 11-M como paradigma de «operación de disuasión» capaz de «derrocar a un Gobierno» y forzarle a retirar las tropas de Irak «sólo a costa de un pequeño grupo de mártires y de cautivos».

Su rastro se pierde entonces hasta que, en octubre de 2005, es detenido en Paquistán y, supuestamente, entregado a Estados Unidos, que lo habría enviado a Siria para ser encarcelado desde la base naval estadounidense de la isla Diego García, en el Índico.

Opinión:

Para empezar, felicitar a “Zulo” por su excelente revisión del caso y por actualizar datos que son muy importantes para conocer la realidad sobre el peligro que plantea el Daesh para lo que conocemos como Occidente.
El relato que comenta sobre el tal Mustafa Setmarian es algo que compartimos los que llevamos muchos años estudiando la problemática del terrorismo de origen yihadista y más aún, los pocos que empezamos en esto en la década de los 80 en España.
Hago mención especial a esa década porque conozco a víctimas de un atentado causado por el mencionado Mustafá Setmarian. No estoy hablando por hablar y aunque se cite la llegada de este individuo a España en 1987, hay numerosas pruebas que nos llevan a pensar que ese asesino es el responsable de un atentado cometido contra el Restaurante “El Descanso” de Madrid en abril de 1985, con el saldo de 18 asesinados y mas de setenta heridos. Un atentado que tenía como objetivo a los numerosos militares americanos que acudían en tropel a ese restaurante aunque aquella noche de abril, casualmente, no había ninguno.
Desde que empecé en este tema, el nombre del terrorista que fue vendedor callejero ha sido uno de los nombres que más he pronunciado y oído pronunciar, especialmente en mi época como delegado en Cataluña de la antigua AVT. Tuve y todavía tengo contacto con víctimas de aquel atentado del que, casi 31 años después, todavía no hay autor detenido ni juzgado.

¿Quizás la razón para ello sea que no ha habido el interés suficiente en detener al tal Mustafá Setmarian?

Se sospecha de su detención en la isla de Diego García. Una rápida consulta a la Wikipedia nos dice que “La isla Diego García es un atolón del Archipiélago de Chagos, situado en el Territorio Británico del Océano Índico, un Territorio Británico de Ultramar. La isla alberga una base militar estadounidense….
Pero examinemos un caso menos conocido, uno del que no sabríamos nada de no ser por David Vine, que enseña antropología en la Universidad Americana. Vine ha escrito un libro, “Island of Shame” y un artículo sobre el mismo tema en el Huffington Post, sobre el salvaje trato que ha recibido el pueblo de Diego García, una isla del archipiélago de Chagos, en el océano Índico. Los estadounidenses han oído hablar de Diego García como sede de una base militar de su país. “Ayudó a lanzar las guerras de Afganistán e Irak y participó en el programa secreto de la CIA de rendiciones de sospechosos de terrorismo”, escribe Vine.

¿Dónde está en estos momentos este asesino?
Ahora sólo queda esperar la respuesta que pueda aportar alguna agencia de inteligencia española o americana. 

Y tenemos otra cuestión que, personalmente, me sorprende. La comento en la siguiente entrada.

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