miércoles, 21 de junio de 2017

19 junio 2017 El Periódico de Catalunya (opinión)

19 junio 2017



Sillas vacías

El atentado de Hipercor rompió vidas y algún espejo. El de aquellos que se refugiaban en silencios cómplices cuando la banda terrorista mataba
Hace 30 años, todo estalló. Para algunos, llegó la muerte. Para otros, las heridas, las curas, las cicatrices. Para muchos, las ausencias. Esa grieta por donde se cuela el mercurio. Frío, invasivo, escurridizo… tóxico.
El atentado de Hipercor rompió vidas y algún espejo. El de aquellos que se refugiaban en silencios cómplices cuando la banda terrorista mataba. También aquí, en Catalunya. No hay causa que soporte el terror en una democracia. No hay palabras que la justifiquen. No hay héroes en sus filas. Tampoco hay líderes de paz si no hay arrepentimiento ni se pide perdón por todo el mal provocado: por los muertos, por los heridos, también por todos los condenados a llorar en silencio. 
El fin de semana, el Ayuntamiento de Barcelona rindió un homenaje a las víctimas. A diferencia de lo ocurrido durante demasiado tiempo, durante décadas, los políticos supieron que era el momento de callar. Que el dolor es un lugar obsceno para arañar votos o sumar voluntades. No hubo discursos oficiales, solo las notas de un piano, el movimiento de unos bailarines y las palabras de unos actores que condujeron el acto. Y hubo algo más, unas sillas vacías. Sobre ellas, algunos familiares dejaron objetos de los asesinados: unas gafas, una pelota, un libro. También unos patucos.
Esas sillas vacías son el verdadero y único homenaje que puede rendirse a las víctimas. Un reconocimiento a su ausencia. Un lugar donde llorar los 30 años sin ellos.

Opinión:

Excelente artículo de Ema Riverola, como siempre. Sabe tocar el punto de la sensibilidad bien entendida y expresar los sentimientos de la gente a la que conoce. La misma gente que estábamos en el acto del sábado, sin aportaciones ni parlamentos politicos. Un acto organizado desde el Ajuntament de Barcelona pero en el que el protagonismo fue para quien lo merecía: los 21 asesinados y sus respectivas familias y, en segundo término entendido por todos, para los heridos y sus familiares. Allí estaban familiares de 20 de los 21 asesinados participando...
Evidentemente, quien buscaba el “lucimiento personal” se habría equivocado de acto.






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