sábado, 19 de agosto de 2017

15 agosto 2017 El Correo (opinión)

15 agosto 2017



El Gobierno exigirá a ETA un gesto evidente de su disolución antes de modificar su política

El Ejecutivo cree insuficiente que la banda siga un camino similar al del IRA y ve necesario que asuma en público el error de la violencia

Uno de los principales temas que el arranque del próximo curso político pondrá sobre la mesa será el de la disolución definitiva de ETA. Quién, cuándo, cómo, con qué repercusiones. Son cuestiones que a lo largo de los próximos meses irán encontrando respuesta. Tras la escenificación de la entrega de las armas que la banda terrorista realizó el pasado mes de abril, sus miembros –ya sea encarcelados en prisiones españolas y francesas o que aún continúan en la clandestinidad– están inmersos en un proceso de debate interno para acordar los pasos a dar en el futuro. Según informó ayer este periódico, la mayor parte de los integrantes de la organización han apostado por declararla «inactiva», es decir, sin ningún tipo de actividad ni estructura, lo que supondría una disolución de facto. Este proceso culminaría a finales de este mismo año o comienzos del próximo, y se asemejaría en parte al realizado por el IRA, banda en la que ETA siempre se ha mirado como un espejo, para gestionar su punto final. Lejos de ser un detalle de escasa relevancia, el cómo la organización materialice su adiós marcará las decisiones que el Gobierno central adopte en consecuencia, sobre todo en lo referido a los presos y su posible acercamiento a cárceles vascas. Un ejemplo de cómo el fin de ETA podría generar cambios lo expuso la semana pasada la secretaria general del PP vasco. Amaya Fernández aseguró que, ante ese escenario, «puede y debe» llevarse a cabo la transferencia de prisiones de la Administración central a la vasca y, por lo tanto, gestionar Euskadi las prisiones de Zaballa, Basauri y Martutene. Portavoces del Ministerio del Interior insistieron ayer en los pronunciamientos realizados por su titular en los últimos meses. Hasta que la banda «no se disuelva, se arrepienta y pague las deudas» no habrá movimientos en la actual política penitenciaria, ha asegurado una y otra vez Juan Ignacio Zoido. Ayer añadieron una cola a ese discurso.

Ese final deberá ser «público».

La desaparición «de facto» requeriría de una declaración clara y nítida, que no deje lugar a dudas. Fuentes consultadas por este periódico sostienen que todo apunta a que cuando ETA decidida dar ese paso lo acompañará de una nueva «escenificación», una «liturgia con representación internacional» similar a la que organizó en 2011 en Aiete con motivo de la declaración del cese de la violencia o en abril pasado en Bayona con la entrega de las armas. Se da por hecho que en ese momento recurrirá a sus «habituales juegos de palabras» y a una «retórica lo suficientemente enrevesada» para que «no parezca que está asumiendo su fin» y que estos cincuenta años de violencia fueron «un error sin sentido». «Será necesario una declaración formal de desaparición. Pero no sólo por la carga política de ese gesto, sino también por la pedagógica, la asunción de que lo que hicieron no estuvo bien», explicaron fuentes cercanas al Gobierno central. Los presos y las leyes Insisten además estas mismas fuentes en que sólo cuando ETA dé ese paso y éste sea «evidente», podría haber cambios en la política penitenciara, «pero no como dádiva», sino porque la dispersión ya no tendrá sentido. Antes de que la banda terrorista certifique su fin, insisten, no se modificará nada. Una de las voces vascas con más peso dentro del PP y más cercanas a Rajoy, el vicesecretario de Política Social del partido, Javier Maroto, se refirió ayer a este tema e incidió en que «no hay ninguna posibilidad de que, a cambio de algo, se hagan concesiones políticas o penintenciarias». En una entrevista concedida a Europa Press, fue un paso más allá y apuntó que «pese a que la banda se disuelva, los presos tendrán que cumplir con la ley los procedimientos establecidos en ella para que se pueda proceder a un acercamiento» a centros de reclusión de Euskadi o de comunidades autónomas limítrofes. «Los presos ya saben lo que tienen que hacer para estar cerca de sus familias», afirmó el exalcalde de Vitoria. «Y si no lo hacen es porque no quieren o porque no les dejan», añadió.

Opinión:

¿Siguen los premios porque la banda terrorista ETA abandone sus actividades terroristas?
Y vuelvo a aclarar que acataré cualquier decisión que tomen los representantes políticos (qué remedio…), pero me gusta dejar muy claro que, al menos, intuyo los engaños y mentiras de algunos de estos representantes.

Espero que las siglas que tanto se manifestaban no hace muchos años se atrevan a hacer lo mismo ante circunstancias similares.

No hay comentarios:

Publicar un comentario