martes, 5 de septiembre de 2017

05 septiembre 2017 (2) La Vanguardia (opinión)

05 septiembre 2017



Por dignidad ¡basta!
Miquel Roca Junyent

Los responsables del terrorismo son los terroristas. ¡Y basta! Como máximo hay que extender la ­responsabilidad a los fanáticos que encienden las debilidades de unos cuantos al servicio de causas arraigadas al odio, la rabia, el resentimiento. ¡Y basta! Cualquier intento de buscar responsabilidades más allá de esta respuesta primaria es de una mezquindad tan miserable como la ceguera que la inspira. La libertad tiene un coste; y en este coste va la vulnerabilidad de la libertad. Cuando el terrorismo nos arrastra a la pérdida de la libertad, ha ganado. Es su victoria. Y este es un regalo absurdo y perverso que no se puede, en ninguna ocasión ni por ningún motivo, otorgárselo.
La mezquina discusión sobre el papel de las fuerzas de seguridad en ocasión de los atentados del 17 de agosto nos debería llenar de vergüenza. Todo el mundo cumplió con sus obligaciones. Todos. Debatir ahora sobre si era posible evitar este drama es de una pobreza política e intelectual que sólo hace que alimentar la acción de los terroristas. Los Mossos d’Esquadra hicieron lo que debían hacer; las demás fuerzas de seguridad, también; los agentes municipales, los sanitarios, la ciudadanía, etcétera, todos hicieron lo que debían hacer. Discutir ahora sobre todo esto, cuando aún conmueven nuestro recuerdo las imágenes de la acción de los terroristas, es una indignidad.
El terrorismo no nos puede dividir sectariamente. Nuestra seguridad no está en el debate político; o, como mínimo, no debería de estar. Seguramente, todos aprendemos a golpes y el terrorismo también nos enseña cómo combatirlo. Pero no por discrepar entre nosotros ni a riesgo de poner en cuestión nuestro modelo de convivencia. Nadie, absolutamente nadie, ha de poner en duda que se hizo lo que se pudo para evitar previamente los atentados. Nadie tiene derecho ni fundamento para ponerlo en ­duda. Esta es la esencia del terrorismo: aprovecharse de los límites que, afortu­nadamente, la libertad nos impone. El terrorista se aprovecha, pero esto es lo que a nosotros nos hace libres y a ellos miserables servidores del fanatismo negador de la libertad.
¡Basta de miserables debates sobre lo que se debía hacer! El terrorismo no se merece este premio. Habrá que ver, pensar y cambiar ciertas actitudes; pero siempre desde la aceptación indubitada de que todos estamos comprometidos con la ­misma causa. Si no somos capaces de practicar la unidad en contra del terrorismo, este gana y nosotros nos debilitamos. Es un compromiso que nos afecta a todos; los que no lo entienden o miran al terrorismo como una ­excusa más para manifestar su sectarismo político, no ayudan a la causa de la libertad.
¡Basta! ¡Basta de debate, basta de insinuaciones, basta de aprovechamiento sectario de cómo luchar contra el terrorismo! Basta de cartas informativas y basta de aprovechamientos indignos. Los terroristas matan porque quieren matar, no porque nadie les facilite el trabajo. Hemos de intentar evitarlo, pero no será peleándonos entre nosotros como lo conseguiremos. En este campo, no se pueden ganar votos. ¡Es inmoral!
La semana estará marcada por el tema del 1-O; pero el mes de agosto se acaba con el regusto amargo de un debate que la reacción ejemplar de la ciudadanía no se me­recía. Las discrepancias –que las hay y las habrá– sobre el tema del proceso, no se pueden trasladar a la lucha contra el terrorismo. Las lecturas que intentan asociar una y otra cosa no son ni lícitas ni éticas. Y, que conste, esto va para todos. Porque, en la práctica, son varios los que se han dejado tentar por esta perversa asociación.

Por dignidad, ¡basta!

Opinión:

La lectura de las últimas informaciones añadida a la lectura de este artículo me ha hecho decidir para escribir algo que lleva muchos días rondando en mi cabeza y que, sinceramente, no me atrevía a escribir.
Pero creo que ha llegado el momento para hacerlo próximamente. En cuanto tenga un rato de tranquilidad en medio de toda la labor de asistencia a víctimas que eran testigos presenciales prometo ponerme a ello.

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