miércoles, 13 de septiembre de 2017

13 septiembre 2017 La Vanguardia

13 septiembre 2017 



Desalojo y susto monumental en la Sagrada Familia


Es más que probable que, a partir de ahora, tengamos queir acostumbrándonos a las alarmas infundadas y los sustos como el que ayer por la noche se vivió a las puertas de la Sagrada Familia de Barcelona. El dispositivo de seguridad en el templo, como en otros puntos relevantes dela ciudad, había sido reforzado después de que los Mossos d’Esquadra recibieran una alerta antiterrorista genérica de parte del Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (Citco). La alerta no era específica sobre Catalunya, pero se activaron los planes de prevención. A las ocho y cuarto de la noche, una furgoneta activó la alarma. Una pareja de mossos del Área Regional de Recursos Operativos (Arro) detuvo a una furgoneta que acababa de estacionar en la calle Provença con Sardenya. En el interior viajaban dos jóvenes. Los policías echaron un vistazo al interior y vieron varios colchones y algún objeto confuso que les generó dudas. Y, ante la duda, en un nivel de alarma antiterrorista cuatro sobre cinco, se comunicó el incidente a los superiores hasta que los responsables de la policía decidieron poner en marcha el plan de alerta antiterrorista. Se activaron los Tedax, la unidad de detección de explosivos, la unidad canina y los mossos de la comisaría general de Información. Todos se desplazaron hasta el templo. A esa hora, la Sagrada Familia ya había cerrado sus puertas a los visitantes, y los pocos que aún quedaban en el interior fueron desalojados por la puerta contraria al lugar en el que estaba la furgoneta. La policía, junto con la Guardia Urbana, creó una zona de seguridad delimitada por las calles Provença, Rosselló y Sardenya en la que se cortó el tráfico y se desalojó a todos las personas que estaban en las calles. Los vecinos fueron confinados en sus casas y otros muchos en los escasos comercios que aún no habían cerrado las puertas. Bares, restaurantes y bazares de recuerdos de los alrededores del templo fueron obligados a bajar las persianas, con el público en el interior. La circulación del metro también resultó afectada, y durante la hora y media que duró la emergencia, los convoyes de las líneas 2 y 5 no se detuvieron en la estación de la Sagrada Familia. El incidente duró hora y media. El tiempo que necesitaron los Tedax en llegar hasta la Sagrada Familia y acercarse hasta la furgoneta para comprobar que las sospechas eran infundadas. Mientras duraron las comprobaciones, los dos ocupantes del vehículo permanecieron custodiados por los mossos en los jardines de la plaza del templo. El corte de las calles, el trajín de sirenas de vehículos policiales, ambulancias y de emergencias pusieron en tensión a una ciudad que todavía tiene demasiado fresco en la memoria el atentado de la Rambla, del que se cumplirá un mes el próximo domingo. Los vecinos del templo vivieron el susto con mucha inquietud, especialmente los que se quedaron fueran de la zona acotada y no podían regresar a sus casas. El resto de los barceloneses se mantuvo atento a los medios de comunicación y a las redes sociales, a través de las cuales los Mossos volvieron a dirigirse directamente con la ciudadanía para informar del desarrollo de la incidencia. A las 21.38 horas, la policía daba por finalizada la emergencia y la alarma. Afortunadamente, era infundada, algo que solo pudo confirmarse cuando la furgoneta, tras una exhaustiva inspección, pudo reanudar su marcha con normalidad. La alerta había llegado al Citco y el centro la trasladó a todos sus destinatarios, entre ellos los Mossos. Los mandos la valoraron la alerta y pese a que no venía acompañada de ningún dato relativo a Catalunya se incrementaron los dispositivos de seguridad no solo en Sagrada Familia, también en la Catedral, la estación de Sants, y la Rambla.

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