martes, 9 de enero de 2018

09 enero 2018 (2) El País (opinión)

09 enero 2018 




El exministro Rubalcaba y José Luis Zubizarreta, promotor de la iniciativa, rememoran el acuerdo firmado en 1988
Ajuria Enea, el pacto que acabó con ETA

“El Pacto de Ajuria Enea es el acuerdo político más completo que hicieron los demócratas para acabar con ETA. De algún modo el final de ETA fue hijo de ese pacto”, señala Alfredo Pérez Rubalcaba, ministro del Interior en el fin de ETA. De una opinión similar es el lehendakari Iñigo Urkullu, presidente del PNV en octubre de 2011, que lo recuerda como la “hoja de ruta” del final del terrorismo, mientras José Antonio Ardanza, el lehendakari promotor del pacto, lo considera, en sí mismo, la “derrota política de ETA”. El tiempo aumenta el valor de un pacto que se firmó el 12 de enero de 1988, hace ahora 30 años.
Hasta 1988, en que ETA ya había asesinado a 600 personas, la política antiterrorista se reducía a la lucha policial de un Estado sin apoyo social ni internacional, con la existencia de una “guerra sucia” y con los partidos nacionalistas y no nacionalistas enfrentados en su diagnóstico. “Para los primeros la solución sólo pasaba por medidas políticas. Para los segundos pasaba por soluciones exclusivamente policiales”, señala José Luis Zubizarreta, asesor del lehendakari Ardanza en el Pacto de Ajuria Enea en 1988.
En los meses previos al Pacto, dos hechos impactaron en la sociedad y revolvieron las conciencias de los políticos: el atentado del Hipercor de Barcelona, el mayor de la historia de ETA, con 21 muertos, en junio de 1987; y seis meses después, el del cuartel de la Guardia Civil de Zaragoza, con 11 muertos, cuatro de ellos niños. Tras el atentado de Hipercor, el presidente Felipe González, con la complicidad de Adolfo Suárez, líder del CDS, encargó a Txiki Benegas que pusiera de acuerdo a todos los partidos para responder a ETA. Antes de fin de año, los partidos representados en el Congreso lograron el Pacto de Madrid.
En septiembre, Ardanza, con el apoyo de Benegas, inició una ronda de partidos para intentarlo en Euskadi, que se atascó porque los nacionalistas exigían para suscribir el pacto contra ETA el reconocimiento del derecho a la autodeterminación. Pero, tras el atentado de Zaragoza, Ardanza volvió a convocar a los partidos en Ajuria Enea a una reunión de la que “no se podía salir sin acuerdo”. “El encierro se prolongó el 10, 11 y 12 de enero. Las jornadas empezaban a las 10 de la mañana y terminaban de madrugada. Había una presión social por el pacto. Los reunidos sabían que quien rompiera, se la jugaba. Se creó una dinámica de colaboración, inexistente hasta entonces. Más que transacción hubo convencimiento”, dice Zubizarreta.
“Fue un pacto entre y para demócratas que terminó con el caos existente hasta entonces en la estrategia política contra ETA. La clave fue constatar que ETA no era consecuencia del conflicto político vasco sino la manifestación de su fanatismo y totalitarismo. Por tanto, se la marginaba del ámbito político y se rechazaba la negociación política con ella. Sólo era posible un diálogo de desarme por presos. Paralelamente, se reafirmaba el Estatuto como marco de solución del conflicto vasco y se legitimaba la lucha policial”, añade Zubizarreta.
El pacto pronto hizo notar sus efectos en la sociedad. “Cambió el lenguaje. A ETA se la empezó a calificar de terrorista en el ámbito nacionalista. Hubo manifestaciones masivas contra ETA, convocadas por el Pacto de Ajuria Enea, que el movimiento Gesto por la Paz socializó. Al deslegitimar a ETA y legitimar a las fuerzas de seguridad, reforzadas con la Ertzainza, aumentó su respaldo social. Francia tuvo más estí-mulos para apoyar al Gobierno español, sobre todo, cuando ETA rompió las conversaciones de Argel en 1989, derivadas del Pacto. Batasuna notó el aislamiento con el desmarque del PNV y se produjo la primera gran fisura en su seno con la expulsión de Txomin Ziluaga. ETA reconocería en sus publicaciones que el Pacto de Ajuria Enea había sido el mayor golpe recibido y lo fue hasta su ilegalización 20 años después”, recuerda Zubizarreta.
La última convocatoria del Pacto de Ajuria Enea fue la enorme manifestación en Bilbao contra el secuestro de Miguel Angel Blanco —asesinado por ETA pocas horas después—, en julio de 1997. A partir de ahí se desató la crisis. El PNV, liderado por Xabier Arzalluz, optó por buscar el acuerdo con Batasuna que culminó en el Pacto de Lizarra —paz por derecho a la autodeterminación— mientras el PP, liderado por José María Aznar, ya había decidido hacer de la política antiterrorista una cuestión partidista.
Tres años después, en diciembre de 2000, el secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, ante la ofensiva etarra tras la ruptura de la tregua de 1998-1999, que hizo trizas el Pacto de Lizarra, propuso un nuevo Pacto Antiterrorista al PP en el Gobierno. Aznar se resistió al comienzo. Finalmente, aceptó ante la presión social. Su principal fruto fue la Ley de Partidos, que promovió la ilegalización de Batasuna, brazo político de ETA.

Recuperación del espíritu

El año siguiente, 2004, coincide la llegada de Zapatero a La Moncloa con la renovación del PNV dónde Arzalluz es sustituido por el tándem formado por Josu Jon Imaz e Iñigo Urkullu. La sintonía de Zapatero con Imaz-Urkullu para afrontar la política antiterrorista fue total. “Se recuperó el espíritu del Pacto de Ajuria Enea, siete años después de su ruptura” señala Zubizarreta.
¿Cómo se recuperó ese espíritu? Lo cuenta Rubalcaba: “Cuando ETA declaró la tregua indefinida en 2006 utilizamos como referente el punto 10 del Pacto de Ajuria Enea, que propiciaba el diálogo con ella si daba muestras de abandonar la violencia. El Pacto de Ajuria Enea también fijaba las condiciones del diálogo. Con ETA no se negociaba políticamente. Sólo de la entrega de las armas y los presos. A ello nos atuvimos”.
Tras fracasar el proceso de diá- logo con el atentado etarra de la T4 de Barajas, en diciembre de 2006, Batasuna empezó a desmarcarse de ETA. Rubalcaba lo juzga así: “El atentado de la T4 saltó por los aires el punto 10 del Pacto de Ajuria. Pero ese mismo día recuerdo una foto publicada en la prensa de los responsables de Batasuna. Cuando vi sus caras de desolación, me dije ‘Batasuna ha empezado a romper con ETA’. Se vieron obligados a condenar el atentado. Así llegamos al final”.
Zubizarreta precisa que “la clave de Ajuria Enea no era el final dialogado. La clave estaba en lograr que Batasuna rechazara la violencia y se incorporara a la democracia. Eran los puntos 7, 8 y 9 del Pacto y lo logramos 23 años después de de firmarlo”.

Opinión:

Excelente información que se podrá corroborar o contrastar el próximo martes 20 de febrero en la “mesa redonda” que llevaremos a cabo en la exposición “La ferida de Hipercor. Barcelona. 1987”.
Están todos invitados, previa confirmación de asistencia.

En cuanto a la frase de que en 1997 “José María Aznar, ya había decidido hacer de la política antiterrorista una cuestión partidista”, las pruebas son irrefutables, hasta el punto de que en poco tiempo consiguieron destrozar a la antigua AVT, el colectivo que le exigía explicaciones a cualquiera de sus comentarios, como los que siguen a continuación. ¿Alguien los recuerda?


: "Yo he querido que los ciudadanos españoles sep. . . supieran y tuvieran muy claro que el gobierno y yo PERSONALMENTE ha autorizado contactos con el entorno del MOVIMIENTO VASCO DE LIBERACION NACIONAL, lo he autorizado PERSONALMENTE y quiero que los españoles lo sepan, evidentemente, otra cosa distinta es los. . . la materialización de lo que si ha. . . da lugar a un proceso de reuniones o conversaciones, la materialización, lo concreto, el detalle de eso que tiene que estar sujeto al principio como es lógico de la discreción y de la reserva, y estoy seguro que el mantenimiento de ese principio me van a prestar ustedes su colaboración y su comprensión ENTUSIASTA. Y naturalmente si se llega a un final del cese de la violencia, eso será por todos y para todos, no será de unos contra otros, será de todos y para todos, y todos naturalmente habrán contribuido a ello, y todos participaran del mismo, pero por ese lado, por el lado de los diálogos con los partidos políticos, con los diálogos con las formaciones políticas, especialmente por el dialogo con la oposición parlamentaria, yo sugeriría claramente mucha tranquilidad porque hay muchas razones para que todos los grupos parlamentarios y todos los partidos en este caso y el principal partido de la oposición esté sumamente tranquilo en esta cuestión"

" En dicho Proceso de Paz, quiero decirles que el Gobierno incorporará una nueva orientación de la política penitenciaria consensuada, flexible y dinámica que acompañe los avances que se vayan produciendo en el aseguramiento de la paz”. (JM. A. L. 2-10-98 )

"Merecería la pena hacer el esfuerzo de la generosidad si con ello conseguimos la paz". (JM. A. L. 4-5-98)

"JAMÁS el gobierno que presidí dio instrucciones de negociar con ETA".

 “Si no se producen los contactos es porque ETA no quiere. No hay ninguna otra razón". (JM. A. L. 10-9-99)

Isabel, ni a usted ni al PP le interesa que este Gobierno acabe con ETA. y además por si no lo recuerda, le refrescaré la memoria de la que suele hacer gala: "El Gobierno está dispuesto a acompasar la política penitenciaria a los avances que se produzcan en el proceso de paz. "(Aznar Bilbao. 10. 10. 98). ". . . . . . "" Yo personalmente he autorizado contactos con el entorno del MLNV ( Aznar. 04. 11. 1998)" 


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