lunes, 5 de marzo de 2018

03 marzo 2018 Deia (opinió)

03 marzo 2018 



El departamento de Cultura de la Diputación de Gipuzkoa presenta en el Koldo Mitxelena de Donostia una exposición multimedia, comisariada por Fernando Golvano, sobre el Arte y la Violencia en Euskadi producida por ETA a lo largo de 50 años. Luces en la memoria presenta como eje central de la muestra una instalación fotográfica de Eduardo Nave (2008-13) compuesta por 36 fotografías de gran formato de lugares de atentados, despojados de presencias humanas que activan silencios y olvidos, captados de manera distante y fría. Todo el conjunto resulta espectacular y duro. En salas cercanas se ofrecen fotografías y maquetas de piezas escultóricas, carteles, y murales realizados en distintos lugares y poblaciones como homenaje y recuerdo a las víctimas: Brújula de media noche (2008) de Cristina Iglesias, Conjunto escultórico (2007) de Iñaki Olazabal, La tercera puerta (2014) de Javier Muro, Contra el silencio (1987) diseñado por Jorge Oteiza, Mural (2004) de Javier Balda. En compartimentos estancos se presenta también la serie de José Ibarrola sobre paraguas: Ausencias (2002), Memoria (2012), El plante (2002), A la intemperie (2008), y diversos vídeos, propuesta conceptual Branka (2013), de Mikel Zatarain, propuestas documentales sobre Víctimas heridas (2017), Víctimas del terrorismo (2016), Kultura y memoria (2015), que vienen a completar la reciente y triste historia de nuestro pasado mas reciente. Aunque el tema resulta incómodo, como indica Denis Itxaso en la presentación del Catálogo, conviene refrescar la memoria social y colectiva de unos hechos dramáticos que nos marcaron a todos, y que no pueden cerrarse en falso, sin mirar de frente y repensar sobre lo ocurrido. La muestra podría haberse completado con obras de otros autores de notable calidad y valía: Javier Morrás, Juan Luis Goenaga, Andrés Nagel, y muchos otros.

Opinión:

Muy correcto que se realicen diferentes exposiciones para poner sobre la mesa la problemática generada por el terrorismo pero no estaría de más que se hiciera aportando ejemplos de las bestialidades perpetradas por la banda terrorista ETA más allá de los límites del País Vasco. Como ejemplo, se podría llevar a cualquier población vasca la exposición “La ferida de Hipercor, Barcelona, 1987”, que está teniendo un gran éxito de asistencia y estará abierta hasta el próximo domingo 11 de marzo en Fabra i Coats de Barcelona.
Una excelente demostración del daño causado por el terrorismo en lugares que no son parte del País Vasco.


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