miércoles, 4 de abril de 2018

03 abril 2018 La Vanguardia (opinión)

03 abril 2018



No ha sido ETA
Jordi Amat

Cuando el ministro Juan Ignacio Zoido sostiene que la violencia ha sido un ingrediente del proceso, pienso si el excelentísimo señor piensa en las fuerzas de seguridad que hace medio año golpearon a la ciudadanía que defendía la voluntad de expresarse políticamente. Y no. No piensa en eso. De hecho aún no ha asumido responsabilidad alguna por aquel despropósito, que algún daño hizo a la imagen internacional de España y tanta nueva savia otorgó a un independentismo exhausto, aunque él, Zoido, quizás fue el responsable principal del fracasado operativo para abortar físicamente el referéndum. Hoy él, como tantos, se empeñan en reiterar que la violencia ha formado parte del proceso con el fin de reforzar un relato que quiere blanquear la causa abierta contra los dirigentes encarcelados y, sobre todo, porque no hay cortina de humo más densa para ocultar la nefasta gestión que el Gobierno ha hecho de un desafío que hace demasiado se le escapó de las manos.
En torno al 1 de octubre, los políticos populares y sus terminales mediáticas incorporaron a su discurso la noción de “tumulto”. Usaban la palabra a cada momento, como alumnos aplicados repitiendo la lección dictada por el mismo maestro. No era una estrategia inocua. Toda cultura política, cuando quiere conquistar o dispone ya de la hegemonía en disputa, tiene la capacidad de imponer la interpretación de la realidad que más le conviene para afirmar su poder. La tiene y la utiliza. Si se conseguía consolidar la idea del tumulto imbricada a la letra de determinados delitos del Código Penal, luego la buena gente no problematizaría la acusación que la Fiscalía General redactaría con el objetivo hoy en marcha de descabezar la cúpula del proceso. Ahora parece que toca hablar de violencia, casi expresando un deseo, con el fin de formalizar otra vez la percepción dominante en una determinada dirección: la naturalización de la condena por rebelión. No se debe dejar de impugnar una mistificación que es interesada. No se debe dejar de afirmar que el proceso ha sido una calamidad y ha tensionado la sociedad catalana (con actos reprobables, sí), de acuerdo, pero no ha sido ETA.

Opinión:

Un excelente artículo que resume la opinión que muchos compartimos, aunque yo aún le añadiría algo mas personal… me da la impresión de que hay gente que necesita estar enfrentado constantemente a algo o a alguien, que están afectados por lo que se conoce como “síndrome querulante”. Escuché por primera vez cuando se me hablaba de cierto presidente de una asociación de víctimas y me lo decía el presidente de otra entidad distinta. Una vez investigada y estudiada esa definición tuve suficientes pruebas para pensar lo que he escrito líneas arriba.
Hay quien necesita un enemigo para creerse importante o, simplemente, para creerse algo. Y hay quien, si no tiene ese enemigo, se lo inventa o incluso hace lo posible por crearlo…
Crearlo pervirtiendo el lenguaje: tumulto… revolución… violencia… terrorismo… una sucesión de palabras que usadas con un enfoque deliberadamente errado inducen a impresiones que están muy lejanas de la realidad. Y lo dice alguien que ha vivido lo que era, realmente, los tumultos y las amenazas en los juicios contra terroristas, la revolución de gentuza que llevaba una vida normal de día y terrorista de noche… alguien que ha vivido en sus propias carnes lo que sí es realmente la violencia y que ha sufrido las consecuencias del terrorismo.
Todo lo demás y dicho con el máximo respeto son intereses mediáticos y partidistas.
Y lo sé porque conozco a víctimas del terrorismo que están, como yo, absolutamente en contra del uso que se está haciendo de algunas palabras que en consecuencia, parecen banalizar o minimizar lo que nosotros ya hemos sufrido.

En nuestro nombre, no gracias.

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