viernes, 11 de mayo de 2018

08 mayo 2018 (11) El Mundo del Siglo XXI (opinión)

08 mayo 2018 



El material de ETA entregado por Francia en 2016 languidece en la Audiencia Nacional

Documentos incautados a ETA en Francia y entregados a España en 2016 están en las instalaciones de la Audiencia Nacional sin haber sido inspeccionados ni utilizados. Ni se ha dado la orden para que los agentes de la Policía y de la Guardia Civil asignados al caso empiecen a trabajar ni ha sido adquirido el material necesario para hacerlo.
Por otra parte, las autoridades francesas sólo proporcionaron a las españolas el material del que disponían a partir de 1999. El resto de los documentos referentes al funcionamiento interno de ETA, a sus miembros y jerarquías, a la persecución de sus víctimas o a la distribución del material explosivo del que ésta disponía fechados con anterioridad a ese año fueron destruidos en aplicación de la legislación del país vecino.
La llegada a España de documentación y armas pertenecientes a la banda terrorista y en poder de la Administración francesa por estar vinculadas a los procedimientos judiciales abiertos por ésta, estuvo en su día rodeada de un morbo comprensible. Los papeles y demás efectos de ETA fueron trasladados desde París a Madrid en el mayor de los secretos. Un convoy de camiones de la Guardia Civil realizó el traslado y nada se supo hasta que no quedaron debidamente custodiados en España.
Inicialmente, aquella operación, bautizada como Memoria Viva, fue vista como un modo de potenciar la investigación de los crímenes de ETA sin resolver  -más de 350- y de contribuir a dignificar de este modo la memoria de las víctimas. Una vez los documentos quedaron guardados en suelo español se puso en marcha un protocolo de actuación.
El interés principal era mantener la cadena de custodia para que cada uno de los datos pudiera tener validez judicial y todo se puso a disposición de la Audiencia Nacional. Después se creó un equipo policial que se dividió por grupos correspondientes a otros tantos montones de documentación. Se trataba de escanear y clasificar, poner en formatos accesibles la enorme cantidad de datos que fue remitida y compartir la información, ponerla a disposición de las Fuerzas de Seguridad del Estado por igual. Una vez judicializado cada elemento, el destino del material era ser puesto a disposición del Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo, con sede en Vitoria.
Entre los papeles y el material aparcado se encuentra todo aquello relativo a la operación Santuario de 2004, la que acabó con la detención de Mikel Antza, el entonces número uno de la organización, y de Anboto, su pareja, una de las mujeres que formaron parte de la cúpula de la organización y la encargada de leer en euskera el comunicado de disolución de ETA del jueves pasado. Los dos etarras estaban ocultos en una preciosa casa en Salies de Bearn en la que fue localizado el ordenador de Antza. Estaba abierto, con notas manuscritas alrededor, de modo que por los menos en este caso no hizo falta desencriptar demasiadas cosas.
Esa parte de la operación Santuario fue denominada Lima, pero ese día se produjeron en cascada otras llamadas Roca, Arsenal, Santiago, Kursaal, Doctor y Osbow. En todas ellas hubo detenciones importantes y fueron incautados papeles, pero destacó una en la que fue localizada una especie de biblioteca de ETA.
Fue encontrada bajo el fregadero de una casa denominada Sagardiena en la que vivían dos provectos señores franceses. Los agentes de la Guardia Civil levantaron un mazacote de piedra maciza de unos 20 centímetros y hallaron todo un almacén organizado, como una ferretería, en el que la banda ocultaba detonadores y armas, pero también la historia de la organización escrita por la propia ETA. Con grabaciones de radio, entrevistas hechas a los terroristas por los propios terroristas y ficheros de documentos organizados de forma prolija entre los que destacaba uno con la palabra GAL.
Todas esos elementos y muchos más se encuentran en poder de la Audiencia Nacional, pero nada se ha hecho todavía con ello, según las fuentes consultadas. Haría falta una orden procedente del Ministerio del Interior para empezar el trabajo y otra orden que garantizase la posibilidad de utilizar ordenadores, escáneres y otro tipo de materiales de los que no se dispone en estos momentos.



Opinión:


Pues totalmente de acuerdo… tanta exigencia en que se resuelvan los atentados pendientes de la banda terrorista ETA (como debe ser) y mientras tanto están las armas descuidadas y sin investigar… ¿va en serio?
Si es así ¿alguien va a protestar o el buenrollismo entre asociaciones y el gobierno central tapará también esta extraña situación?











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